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El clásico entre Millonarios y Santa Fe dejó emociones a flor de piel, pero no solo por el fútbol mostrado en la cancha. Un empate 1-1 en el marcador terminó opacado por los momentos de tensión y los incidentes que cerraron la jornada en el estadio El Campín. Con goles de Radamel Falcao y Hugo Rodallega, parecía que el encuentro capitalino quedaría como un vibrante duelo de ida y vuelta, pero todo cambió en los últimos minutos.
El partido, que ya de por sí estaba cargado de rivalidad histórica, se salió de control en el tramo final. Santa Fe, con una estrategia más defensiva, buscaba mantener el empate, mientras que Millonarios, decidido a ganar, volcó todo su ataque. Esto provocó momentos de alta tensión, como el que protagonizó el lateral Delvin Alfonzo cuando intentaba realizar un saque de banda rápido. Daniel Torres, con una actitud claramente antideportiva, pateó el balón para retrasar la acción. La reacción de Alfonzo fue inmediata y se desató una trifulca en un costado del campo.
Ambos técnicos, Alberto Gamero y Pablo Peirano, ingresaron al terreno de juego en un intento por calmar los ánimos, pero el clima ya estaba demasiado tenso. Insultos y empujones iban y venían entre jugadores de ambos equipos, mientras los árbitros trataban de retomar el control.
El partido continuó, pero con un ambiente pesado. Poco antes del pitazo final, una nueva confrontación se desató en el centro del campo. Los jugadores se encararon y las provocaciones subieron de tono, dejando en evidencia que la rivalidad entre Millonarios y Santa Fe trasciende lo deportivo.
Lo más lamentable ocurrió después del silbatazo final. Camino a los camerinos, la pelea continuó, involucrando no solo a los futbolistas, sino también a seguidores del equipo azul. Según testigos, los jugadores de Santa Fe habrían sido increpados por hinchas de Millonarios, en un incidente que podría tener repercusiones legales y disciplinarias.
Este tipo de episodios ensombrecen el espectáculo deportivo y generan preocupación sobre la seguridad y el comportamiento en los estadios. Aunque los clásicos siempre están cargados de emoción y pasión, es fundamental que estas no se desborden hasta el punto de empañar la esencia del fútbol: la sana competencia.
Ahora, ambos equipos esperan las decisiones que tome la Dimayor respecto a los informes arbitrales y los posibles castigos por el comportamiento de los jugadores y el público. Mientras tanto, los hinchas se quedan con un clásico que será recordado más por la polémica que por el fútbol desplegado en la cancha.