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En el panteón de las guerras tecnológicas, la legendaria batalla entre Windows y Apple ocupa un lugar destacado. Sin embargo, una historia menos conocida revela que quien realmente asestó el golpe definitivo a Windows no fue Apple, sino un videojuego: DOOM.
En la década de los 90, el sistema operativo Windows de Microsoft reinaba supremo en el mercado de los ordenadores personales. Sin embargo, Apple, con su brillante interfaz gráfica y su base de fans leales, no se daba por vencida. La guerra santa entre los dos gigantes tecnológicos se libraba en todos los frentes, desde las campañas publicitarias hasta las salas de conferencias.
En diciembre de 1993, un evento inesperado sacudió el mundo de la informática: el lanzamiento de DOOM. Desarrollado por el estudio id Software, DOOM fue un shooter en primera persona revolucionario que combinaba gráficos asombrosos con una jugabilidad adictiva. El juego se convirtió rápidamente en un fenómeno mundial, vendiendo millones de copias y atrayendo a innumerables jugadores.
Sin embargo, para Microsoft, DOOM representaba un problema inesperado. El juego era tan exigente desde el punto de vista gráfico que ponía a prueba los límites incluso de los PC más potentes. Las tarjetas gráficas de los ordenadores basados en Windows luchaban por mantenerse al día con las demandas gráficas de DOOM, lo que provocaba bloqueos, ralentizaciones y otros problemas técnicos.
Ante esta amenaza, Microsoft se vio obligado a replantearse su estrategia. La empresa se dio cuenta de que necesitaba mejorar urgentemente el rendimiento de las tarjetas gráficas de Windows. Para ello, Microsoft adquirió la empresa 3dfx, líder en el desarrollo de tarjetas gráficas avanzadas.
Apple, por otra parte, aprovechó la oportunidad para atacar la debilidad de Windows. La empresa lanzó una campaña publicitaria que destacaba la compatibilidad de sus ordenadores Mac con DOOM. El anuncio mostraba a un jugador de DOOM disfrutando de una experiencia fluida y sin problemas en un Mac, mientras que su homólogo de Windows luchaba contra el retraso y los fallos.
El impacto de DOOM en Windows fue devastador. El juego demostró que el sistema operativo de Microsoft no estaba preparado para la llegada de juegos de última generación. La reputación de Windows como plataforma de juegos quedó manchada, y muchos jugadores comenzaron a cambiar a Mac.
La desesperación de Microsoft ante la amenaza de DOOM llegó a tal punto que Bill Gates, el CEO de la empresa, trató de comprar id Software, los creadores del juego. Sin embargo, la oferta fue rechazada, y id Software siguió siendo un estudio independiente.
La batalla entre Windows y DOOM ha pasado a la historia como un punto de inflexión en la guerra de las plataformas informáticas. DOOM demostró que los videojuegos podían tener un impacto significativo en el mercado de los ordenadores personales. También reveló las debilidades de Windows y allanó el camino para el ascenso de Apple.
Hoy en día, DOOM sigue siendo un juego icónico que ha dejado una huella imborrable en la cultura de los videojuegos. Su triunfo sobre Windows es un testimonio del poder de la innovación y la capacidad de un solo producto para cambiar el curso de la historia tecnológica.