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En nuestra vida diaria, los electrodomésticos se han convertido en aliados indispensables para realizar tareas con mayor rapidez y comodidad. Sin embargo, detrás de la tecnología y las funciones innovadoras que ofrecen, hay un detalle que muchas veces ignoramos: el consumo de energía que generan incluso cuando no están en uso. Este fenómeno, conocido como “consumo fantasma” o “standby”, tiene un impacto más significativo de lo que podríamos imaginar.
El avance tecnológico ha permitido que los electrodomésticos sean cada vez más eficientes, pero también ha incrementado su dependencia de la conexión continua a la red eléctrica. Aunque parece conveniente tener dispositivos que se encienden rápidamente o están listos para recibir órdenes, este "modo de espera" tiene un costo oculto.
¿Sabías que uno de los mayores culpables de este consumo silencioso es el televisor? Incluso cuando no está encendido, sigue utilizando electricidad para funciones como recibir señales del control remoto o permanecer en estado de espera. Este uso, que podría parecer insignificante, puede llegar a acumular hasta 30 kWh al año en un hogar promedio.
Los televisores no son los únicos. Dispositivos como consolas de videojuegos, enrutadores de internet o sistemas de audio también contribuyen a este gasto constante. Aunque cada uno consume pequeñas cantidades de energía, el impacto combinado puede reflejarse en facturas eléctricas más altas y, a largo plazo, en un mayor daño ambiental.
Reducir el impacto del consumo fantasma es más sencillo de lo que parece. Aquí algunos consejos prácticos:
En un mundo cada vez más consciente del impacto ambiental, ser responsables de nuestro consumo energético es fundamental. Aunque el “consumo fantasma” pueda parecer un problema menor, la suma de millones de hogares haciendo lo mismo tiene un efecto real en el medio ambiente y en los recursos que utilizamos.
Adoptar medidas simples como desconectar aparatos o invertir en tecnologías más sostenibles no solo beneficia a nuestro bolsillo, sino también al planeta. ¿Qué pasos estás dispuesto a tomar para reducir el impacto energético de tu hogar?