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En un mundo culinario lleno de delicias tentadoras, a menudo nos enfrentamos al dilema de elegir opciones saludables sin sacrificar el sabor. El queso, un alimento básico amado por muchos, plantea una pregunta similar: ¿qué tipo de queso es el más saludable?
Para desentrañar este misterio, consultamos a la reputada dietista estadounidense Lisa Young, Ph.D., quien nos guía a través de los diversos quesos y destaca sus beneficios nutricionales únicos.
Entre la amplia gama de quesos, Young identifica los quesos frescos como la opción más saludable. El queso fresco, como el requesón, el queso cottage y el feta, se caracteriza por su alto contenido en proteínas y bajo contenido en grasa y calorías.
El requesón, en particular, es rico en caseína, una proteína que se digiere lentamente y proporciona una sensación de saciedad más duradera. También es una buena fuente de calcio, magnesio y potasio, minerales esenciales para la salud ósea y muscular.
Los quesos duros, como el cheddar, el parmesano y el suizo, tienen un contenido relativamente alto de proteínas y calcio. Sin embargo, también suelen tener un mayor contenido de grasas saturadas, que pueden aumentar el colesterol en sangre si se consumen en exceso.
Young recomienda disfrutar de los quesos duros con moderación como parte de una dieta equilibrada. Incluir pequeñas cantidades en ensaladas, sándwiches o como acompañamiento puede proporcionar beneficios nutricionales sin exagerar las grasas saturadas.
Los quesos procesados, como el queso americano y los untables de queso, deben consumirse con limitación debido a su bajo valor nutricional. Estos quesos suelen contener ingredientes añadidos como grasas trans, colorantes y aromas que disminuyen su calidad nutricional.
Si bien pueden aportar algo de proteínas y calcio, su contenido de grasa y sodio suele ser más alto, lo que puede plantear problemas para la salud cardiovascular.
Además del tipo de queso, la leche de origen y el contenido de grasa también afectan su perfil nutricional.
Los quesos elaborados con leche de cabra o de oveja suelen tener un mayor contenido en ácidos grasos saludables y son más fáciles de digerir para las personas con intolerancia a la lactosa.
Los quesos con bajo contenido en grasa pueden ser una buena opción para quienes desean reducir la ingesta de grasas, pero es importante tener en cuenta que también pueden tener un menor contenido de nutrientes solubles en grasa, como la vitamina D.
Incorporar queso a una dieta saludable es posible. Al elegir quesos frescos, consumir quesos duros con moderación y limitar los quesos procesados, se pueden aprovechar los beneficios nutricionales del queso sin comprometer la salud.
Recuerde, el queso es un alimento que debe disfrutarse como parte de una dieta equilibrada que incluya variedad, moderación y atención a las fuentes de origen y al contenido de grasa.