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La calabaza, ese icónico fruto del otoño, es un tesoro nutricional que merece ser conservado con el máximo cuidado para disfrutar de su sabor y cualidades durante el mayor tiempo posible. Olvida el frutero y la nevera: hemos descubierto el lugar perfecto para preservar la calabaza y mantener su frescura como recién cosechada.
La clave para conservar la calabaza de forma óptima es proporcionarle un ambiente que imite sus condiciones de crecimiento naturales. Eso significa un lugar fresco, oscuro y bien ventilado.
El lugar ideal para almacenar la calabaza es un sótano o garaje sin calefacción. Estas zonas suelen ser frescas, oscuras y bien ventiladas, creando las condiciones perfectas para una conservación prolongada.
Siguiendo estos sencillos pasos, puedes conservar la calabaza durante semanas o incluso meses, saboreando su delicioso sabor y sus innumerables beneficios nutricionales durante toda la temporada de otoño.
Olvida las técnicas tradicionales de almacenamiento y adopta esta innovadora forma de conservar la calabaza. Al proporcionar un entorno óptimo de frescura, oscuridad y ventilación, puedes extender la vida útil de esta delicia otoñal y disfrutarla en todo su esplendor durante mucho más tiempo.