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La imagen de unos guerrilleros zapatistas desayunando en un elegante café en el corazón de la Ciudad de México es una estampa que se ha convertido en un icono de la Revolución Mexicana. Esta imagen, captada por la lente del fotógrafo Casasola, ha sido fuente de inspiración para innumerables obras literarias, entre ellas, "Revolución", la última novela de Arturo Pérez-Reverte.
En el texto "Desayuno en Sanborns", publicado en XLSemanal, Pérez-Reverte cuenta cómo, mientras desayunaba en el mismo café donde años atrás habían estado aquellos guerrilleros, sintió una especie de epifanía. En aquella imagen, vio reflejadas todas las impresiones, lecturas y vivencias que tres décadas después se convertirían en la trama de su novela.
Los personajes, las situaciones y la trama de "Revolución" quedaron fijados en aquel breve artículo como una "fotografía espectral" del complejo y único córtex de quien vive cazando historias. Y así, por obra y gracia de la literatura, la lejana tarde primaveral del DF se convirtió en la semilla de una nueva historia que ahora, transformada en novela, llega a las librerías de medio mundo.
Llegar puntual a la oficina no es algo que preocupe a la mayoría de la gente, ni siquiera al jefe. Pero hay cosas que odiamos mucho de nuestros compañeros, como llegar tarde de forma habitual.
¿Por qué nos molesta tanto que nuestros compañeros lleguen tarde? Hay varias razones. En primer lugar, porque nos hace perder tiempo. Cuando alguien llega tarde, todo el equipo tiene que esperar a que esté listo para empezar a trabajar. Esto puede ser especialmente frustrante si se trata de una reunión o una tarea en la que todos los miembros del equipo son necesarios.
En segundo lugar, llegar tarde puede ser una señal de falta de respeto. Cuando alguien llega tarde, está demostrando que no valora el tiempo de los demás. Esto puede ser especialmente molesto si la persona que llega tarde es un superior o un cliente.
En tercer lugar, llegar tarde puede crear una cultura de impuntualidad. Cuando la gente ve que otros llegan tarde sin consecuencias, es más probable que ellos mismos lleguen tarde. Esto puede crear un círculo vicioso que puede ser difícil de romper.
Otra cosa que odiamos en el trabajo son los compañeros que hablan demasiado. Estas personas pueden hacer que sea difícil concentrarse en el trabajo, y también pueden ser muy molestas.
¿Por qué nos molestan tanto los compañeros que hablan demasiado? Hay varias razones. En primer lugar, porque pueden interrumpir nuestro trabajo. Cuando alguien está hablando constantemente, es difícil concentrarse en lo que estamos haciendo. Esto puede ser especialmente molesto si estamos intentando completar una tarea importante o si estamos en medio de una reunión.
En segundo lugar, los compañeros que hablan demasiado pueden ser muy agotadores. Cuando alguien está hablando constantemente, nuestra mente tiene que estar constantemente procesando lo que dicen. Esto puede provocar fatiga mental y dificultad para concentrarse.
En tercer lugar, los compañeros que hablan demasiado pueden crear un ambiente de trabajo negativo. Cuando alguien está hablando constantemente, puede crear una sensación de ansiedad y estrés. Esto puede dificultar el trabajo y reducir la motivación.