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El mundo de los videojuegos se ha convertido en un campo de batalla político en las elecciones estadounidenses de 2020. World of Warcraft, el popular juego de rol multijugador masivo en línea (MMORPG), es el escenario más reciente de esta batalla.
La campaña de Kamala Harris, candidata demócrata a la vicepresidencia, ha establecido una presencia en Azeroth, el mundo ficticio del juego. La campaña ha creado personajes y una hermandad, o gremio, llamados "Kamalas Crusaders".
Los miembros de "Kamalas Crusaders" se pueden encontrar en Azeroth participando en batallas, misiones y otras actividades del juego. La campaña también utiliza el juego para conectarse con jugadores y difundir su mensaje político.
World of Warcraft ofrece una plataforma única para la participación política. Con más de 12 millones de jugadores activos, el juego proporciona a las campañas un vasto y cautivo público.
La campaña de Harris no es la primera en aprovechar el poder de los videojuegos para llegar a los votantes. En 2016, tanto la campaña de Clinton como la de Trump utilizaron los videojuegos para conectarse con los jugadores.
La llegada de World of Warcraft al panorama político electoral es un signo de los tiempos. En una era en la que los estadounidenses pasan cada vez más tiempo interactuando con los demás en línea, los videojuegos se están convirtiendo en un campo de batalla electoral cada vez más importante.
El impacto político de los videojuegos es un tema controvertido. Algunos sostienen que los videojuegos pueden tener un efecto positivo en el compromiso político, mientras que otros argumentan que pueden tener un impacto negativo.
Los defensores de los videojuegos sostienen que pueden ayudar a educar a los jugadores sobre cuestiones políticas y alentarlos a participar en el proceso político. También argumentan que los videojuegos pueden proporcionar un espacio para que las personas se conecten y discutan cuestiones políticas.
Los detractores de los videojuegos sostienen que pueden promover la violencia y la discriminación. También argumentan que los videojuegos pueden ser adictivos y que pueden alejar a las personas de la participación política.
El impacto político de los videojuegos es un tema complejo y no hay respuestas fáciles. Es importante considerar los posibles beneficios y riesgos de los videojuegos al evaluar su uso en el proceso político.
La campaña de Kamala Harris en Azeroth es un caso de estudio sobre el uso de los videojuegos para la participación política. La campaña ha utilizado con éxito el juego para conectarse con los jugadores y difundir su mensaje político.
Es demasiado pronto para decir cuál será el impacto a largo plazo de la campaña de Harris en Azeroth. Sin embargo, la campaña es un ejemplo del creciente papel que están desempeñando los videojuegos en el panorama político estadounidense.