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La vivienda en España se ha convertido en un bien de lujo inaccesible para muchos ciudadanos. Los precios se han disparado en los últimos años, dejando fuera del mercado a familias de clase media y trabajadora. Esta situación no solo afecta a quienes buscan comprar una vivienda, sino también a los inquilinos, que ven cómo sus alquileres se incrementan sin parar.
Las causas de esta situación son múltiples y complejas. Entre ellas se encuentran la falta de oferta de vivienda nueva, la especulación inmobiliaria y las políticas públicas que no han priorizado el acceso a la vivienda como un derecho fundamental.
Las consecuencias de la vivienda carísima son devastadoras. Familias enteras se ven obligadas a vivir en condiciones de hacinamiento o pobreza. Los jóvenes no pueden emanciparse y formar sus propios hogares. La economía se resiente, ya que el gasto en vivienda absorbe una parte cada vez mayor de los ingresos de las familias.
Las pensiones en España son otro gran problema económico. El sistema actual es insostenible debido al envejecimiento de la población y la disminución de la natalidad. Esto significa que cada vez hay menos trabajadores activos para sostener a más pensionistas.
La situación empeora por la precarización del empleo y la reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social. Esto lleva a que muchos trabajadores no coticen lo suficiente para tener una pensión digna.
Las consecuencias de las pensiones insostenibles son graves. Los pensionistas actuales y futuros corren el riesgo de vivir en la pobreza. La economía se resiente, ya que el gasto en pensiones absorbe una parte cada vez mayor del Presupuesto del Estado.
Los problemas de la vivienda carísima y las pensiones insostenibles son dos de los grandes retos que afronta España. Es imprescindible encontrar soluciones justas y sostenibles para garantizar el bienestar de los ciudadanos y el futuro del país.