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A pesar de que las oficinas abiertas están de moda, los jóvenes profesionales en realidad las odian. Quieren fomentar la colaboración, pero reducen la productividad debido al ruido y las distracciones.
Uno de los mayores problemas de las oficinas abiertas es el ruido. El constante zumbido de las conversaciones, los teclados y las máquinas de café puede ser muy perturbador y difícil de concentrarse. Según un estudio de la Universidad de Harvard, el ruido puede reducir la productividad hasta en un 66%.
Además del ruido, las oficinas abiertas también están llenas de distracciones. Los compañeros de trabajo que pasan, las personas que hablan por teléfono y las notificaciones constantes en los escritorios pueden dificultar mantener la concentración en las tareas.
Aunque las oficinas abiertas están diseñadas para fomentar la colaboración, en realidad pueden tener el efecto contrario. El ruido y las distracciones pueden dificultar la concentración en las conversaciones y dificultar que las personas escuchen entre sí.
Además, las oficinas abiertas pueden crear una sensación de falta de privacidad, lo que puede dificultar que las personas se sientan cómodas compartiendo ideas o colaborando en proyectos.
Si los empleadores quieren atraer y retener a los mejores jóvenes profesionales, deben reconsiderar el modelo de oficina abierta. En lugar de cela, deberían considerar la posibilidad de crear espacios de trabajo más privados y silenciosos para las tareas que requieren concentración.
Los empleadores también pueden considerar la posibilidad de crear espacios de colaboración separados, donde los empleados pueden reunirse para discutir ideas y trabajar en proyectos en equipo. Esto permitiría a los empleados colaborar sin tener que lidiar con el ruido y las distracciones de una oficina abierta.
Las oficinas abiertas son una tendencia popular, pero no son necesariamente lo mejor para los jóvenes profesionales. El ruido y las distracciones pueden reducir la productividad, dificultar la colaboración y crear una sensación de falta de privacidad. Los empleadores que quieran atraer y retener a los mejores jóvenes profesionales deben considerar la posibilidad de crear espacios de trabajo más privados y silenciosos.